Nicolás Maduro, el presidente de Venezuela, se mostró visiblemente afectado durante una transmisión en vivo, llorando mientras respondía a las amenazas del senador estadounidense Berny Moreno. En una contundente declaración, Moreno sentenció que Maduro “saldrá de Venezuela vivo o desvivido”, intensificando la presión sobre el régimen que ha sumido al país en una crisis sin precedentes.
La confrontación se intensificó cuando Moreno, en una entrevista, no solo descalificó a Maduro como un “capo terrorista”, sino que también sugirió que el mandatario venezolano estaba bajo los efectos de las drogas que supuestamente trafica. “Maduro está loco”, afirmó, instando a los militares venezolanos a traicionar al dictador a cambio de una recompensa de 50 millones de dólares.
La situación se torna crítica, con Maduro pidiendo a gritos un diálogo con el presidente Donald Trump, tras haber sido objeto de burlas y desprecio en el ámbito internacional. En su desesperación, apeló a la razón, afirmando que no debe haber un conflicto militar en América del Sur, mientras que simultáneamente, la comunidad internacional observa con creciente preocupación la inestabilidad en la región.
Moreno, alineado con la postura de Trump, dejó claro que la paz en América Latina depende de la caída del régimen de Maduro. “No puede haber paz en Colombia ni en Suramérica mientras él esté en el poder”, enfatizó, dejando entrever que la presión sobre el dictador se intensificará en los próximos días.
Las palabras de Moreno resuenan como un eco de la creciente frustración de un pueblo que clama por libertad. A medida que la situación se desenvuelve, el mundo está atento a los movimientos de un régimen que parece tambalearse ante la presión internacional. ¿Será este el principio del fin para Maduro? La respuesta podría estar más cerca de lo que se imagina.