Bridget Fonda, conocida por sus papeles en películas icónicas, sufrió un accidente automovilístico que cambió su vida y la llevó a retirarse de los reflectores, eligiendo una vida tranquila alejada de la presión mediática. Por otro lado, Brooke Shields, quien fue un ícono de belleza juvenil, desafió las expectativas de Hollywood al aceptar su envejecimiento sin recurrir a cirugías estéticas, promoviendo un mensaje de aceptación y amor propio.