Los ecos de la victoria de Donald Trump resuenan con fuerza en Estados Unidos, y los progres no pueden contener sus lágrimas. A días de las elecciones, la frustración se ha convertido en burla mundial. Kamala Harris, la autoproclamada vencedora, se niega a hablar en público tras su aplastante derrota, mientras Joe Biden, a quien los demócratas intentaron relegar, parece más feliz que nunca, incluso compartiendo risas con Trump.
Las mujeres progres, que una vez apoyaron a Harris, han sido objeto de burlas en redes sociales, con algunas incluso rapándose el pelo en un intento de protesta que ha fracasado estrepitosamente. Los medios de comunicación progres, en un desplome de audiencias sin precedentes, se han convertido en el hazmerreír global, evidenciando su incapacidad para manipular la realidad a su favor.
En España, la ridiculez se ha multiplicado, con periodistas y figuras públicas abandonando Twitter ante la presión de un Elon Musk que ha cambiado las reglas del juego. La desesperación se ha apoderado de algunos, como un hombre que, en un trágico giro, acabó con la vida de su familia tras la victoria de Trump.
Las celebridades que prometieron abandonar Estados Unidos si Trump ganaba ahora son objeto de burla, con la gente exigiendo que cumplan sus amenazas. La falta de influencia se ha hecho evidente, mientras un grupo de votantes de Harris incluso amenazó con ser infieles a sus maridos por haber apoyado a Trump.
La victoria de Trump ha desencadenado una ola de reacciones desmesuradas y cómicas, con figuras como Ariana Grande, Stephen King y Cardi B llorando en las redes, convirtiéndose en el blanco de memes y burlas. La tensión y la desesperación entre los progres nunca han sido tan palpables. La risa del mundo se ha vuelto ensordecedora.