Diosdado Cabello, el temido número dos del régimen de Nicolás Maduro, ha reaparecido en un estado alarmante de salud, mientras Estados Unidos intensifica su presión militar sobre Venezuela. En una rueda de prensa el 17 de septiembre, Cabello mostró un aspecto demacrado, con voz pesada y pómulos hinchados, lo que ha llevado a especulaciones sobre un posible trastorno del sueño que lo mantiene en un estado de agotamiento extremo.
Esta aparición se produce en un contexto de creciente tensión, con la Armada de Estados Unidos desplegando buques de guerra y aviones de combate en el Caribe, listos para actuar. Mientras Cabello intentaba presentar un operativo ficticio para desviar la atención, quedó claro que su régimen se encuentra acorralado. Las imágenes de los supuestos detenidos, con rostros cubiertos y sin esposas, evidencian un burdo montaje destinado a mantener la ilusión de control.
Fuentes de inteligencia han revelado que Estados Unidos planea cortar las comunicaciones del régimen, lo que podría desarticular su capacidad operativa. El subdirector de inteligencia, Jesús Romero, ha advertido que, si se lleva a cabo una operación, el comando del cartel de los soles quedará completamente aislado. Con diez buques de guerra y una impresionante flota aérea en la región, la amenaza se intensifica.
La salud de Cabello y la presión externa crean un escenario explosivo. Maduro debe reconocer que su tiempo se agota. La comunidad internacional observa, y la resistencia del pueblo venezolano se mantiene firme. La caída del régimen podría ser inminente, y la urgencia de la situación no puede ser ignorada. La pregunta es: ¿hasta cuándo podrá sostenerse este imperio de mentiras y miedo?
