En un giro sorprendente de los acontecimientos, China ha adquirido chips prohibidos por un asombroso valor de $7.000 millones, desafiando las restricciones impuestas por Estados Unidos. Este movimiento ha encendido alarmas en Silicon Valley, donde Nvidia, uno de los gigantes tecnológicos más influyentes, exige sanciones inmediatas ante el pánico que se apodera del mercado.