**DINA BOLUARTE EN EL OJO DEL HURACÁN: CAPTURAN A ‘CUCHILLO’ EN COLOMBIA**
En un giro dramático de los acontecimientos en Perú, la presidenta Dina Boluarte enfrenta una creciente presión política mientras el sospechoso clave del asesinato de 13 mineros en Pataz, conocido como ‘Cuchillo’, ha sido capturado en Medellín, Colombia. Este arresto, que se produce en medio de una crisis de legitimidad para el gobierno de Boluarte, intensifica las críticas hacia su administración y revela un panorama sombrío de criminalidad en el país.
La captura de Miguel Antonio Rodríguez Díaz, apodado ‘Cuchillo’, se llevó a cabo gracias a la colaboración entre las autoridades colombianas y la Interpol, tras la emisión de una orden de captura internacional. Rodríguez es señalado como el autor intelectual de un brutal ataque que dejó 13 trabajadores muertos y ha sido relacionado con un entramado de mafias operando en la minería informal.
Mientras tanto, Boluarte ha sido objeto de severas críticas tras nombrar a Eduardo Arana como primer ministro, un hombre vinculado a escándalos de corrupción y violencia doméstica. Su administración, ya desgastada, se enfrenta ahora a una tercera denuncia constitucional que la involucra en las muertes de las protestas recientes, lo que exacerba su ya precaria popularidad, con un apoyo del 2% entre la población.
El clima de inseguridad en Perú es alarmante, con un promedio de seis asesinatos violentos diarios, un incremento significativo desde el inicio del gobierno de Boluarte. La captura de ‘Cuchillo’ podría ser un paso hacia la justicia, pero muchos se preguntan si el gobierno tiene los recursos y la voluntad política para desmantelar las redes criminales que operan libremente.
La situación es crítica y la presión sobre la presidenta aumenta. Mientras Boluarte sigue en su “mundo paralelo”, como la han calificado sus detractores, el país clama por respuestas y justicia. La captura de ‘Cuchillo’ puede ser solo el comienzo de una larga lucha contra la impunidad en Perú. La atención del país está ahora centrada en cómo responderá el gobierno ante este escándalo y si realmente se hará justicia para las víctimas. La urgencia de la situación no puede ser ignorada: el tiempo apremia y el pueblo exige acción.