La familia de Valeria Márquez vive en la incertidumbre y el miedo tras su trágica muerte. Durante el funeral, su tía pronunció una frase escalofriante que resuena en la comunidad: “Que Dios nos proteja a nosotros porque a ella no le va a pasar nada”. Este lamento no solo refleja el dolor por la pérdida, sino también el temor palpable que sienten por sus propias vidas.
Valeria fue una joven que, antes de ser asesinada, había hecho públicas amenazas de su ex pareja a través de chats de WhatsApp, donde él la advertía sobre su “peor lado”. Su valentía al responsabilizarlo públicamente por cualquier eventualidad que le ocurriera a ella o a su familia la convirtió en una figura emblemática de un drama que ahora exige justicia. Sin embargo, su familia teme que las amenazas persistan, poniendo en riesgo a quienes estaban cerca de Valeria.
Los últimos días de vida de Valeria fueron marcados por conflictos familiares y decisiones que la llevaron por un camino peligroso. Su relación con sus padres se deterioró debido a desacuerdos sobre su entorno social, lo que la llevó a buscar ayuda en círculos equivocados. En sus últimos videos, mostró signos de angustia y desconfianza, alertando a su primo sobre la posibilidad de que alguien estuviera observándola.
Hoy, mientras su caso sigue sin resolverse, la familia de Valeria vive día a día con el temor latente de ser los próximos objetivos de un individuo que ya ha demostrado ser violento. La comunidad exige respuestas y seguridad, mientras el eco de sus últimas palabras resuena: la lucha de Valeria por su vida no debe ser en vano.