Nora Suzuki, la emblemática voz de la Orquesta La Luz, ha decidido romper el silencio y revelar el lado oscuro de su trayectoria musical. A sus 63 años, esta pionera de la salsa japonesa comparte detalles sorprendentes y secretos nunca antes contados sobre cómo un grupo de músicos japoneses logró conquistar el mundo de la salsa, un género nacido a miles de kilómetros de su hogar. Con una mezcla de pasión y sacrificio, la Orquesta La Luz no solo superó barreras culturales y lingüísticas, sino que también se convirtió en un fenómeno global.
En un impactante testimonio, Suzuki revela las dificultades que enfrentaron al construir su carrera en un entorno que les era completamente ajeno. Sin hablar español, la banda deslumbró a la audiencia, descifrando las complejas melodías de salsa solo a través de la escucha y la práctica. “No entendía lo que cantaba, pero lo hacía porque creía en la música”, confiesa. Esta dedicación y amor por el ritmo latino les permitió llenar clubes en Nueva York y dejar una huella imborrable en la música latina.
Sin embargo, el camino no fue fácil. Los retos internos, las críticas y la resistencia de figuras icónicas como Celia Cruz marcaron momentos de tensión. “Nos miraban como si estuviéramos locos”, recuerda Suzuki, quien asegura que su historia es un testimonio de perseverancia y autenticidad. A pesar de las adversidades, su éxito culminó con la medalla de la paz de la ONU y un reconocimiento mundial que celebraba la fusión de culturas.
Hoy, con la música de La Luz resonando aún en los corazones de los fanáticos, Nora Suzuki desafía a quienes creen que la salsa está en declive. “La salsa es eterna”, afirma con determinación. Su reciente colaboración con el productor peruano Tony Subcar marca un nuevo capítulo en su legado, reafirmando que la Orquesta La Luz sigue más viva que nunca, lista para conquistar el mundo una vez más.