A los 78 años, Armando Alducín, un pastor cristiano de renombre, ha desatado una tormenta mediática al admitir finalmente su controversial historia personal: ha estado casado tres veces. En un video reciente, Alducín se enfrenta a las críticas y cuestionamientos sobre su vida matrimonial, revelando detalles íntimos y desgarradores de sus fracasos amorosos en un contexto donde se espera que los líderes espirituales mantengan un ejemplo intachable.

Desde su primer matrimonio en los años 70 hasta su actual pareja, Marta, Alducín narra un viaje tumultuoso lleno de traiciones y desengaños. La revelación más impactante: su exesposa lo abandonó y se casó con otro mientras él intentaba salvar su relación. Este episodio, que él califica como un “golpe devastador”, marcó el inicio de un ciclo de divorcios, críticas y controversias que todavía persiguen su carrera.

El pastor no se detiene ahí. En medio del escándalo, lanza una advertencia alarmante sobre los peligros de la ignorancia bíblica que, según él, podrían desatar una “tercera guerra mundial”. A medida que se adentra en la discusión sobre el divorcio en matrimonios cristianos, cuestiona las normas y tradiciones, desafiando a sus críticos a considerar su perspectiva.

Alducín, conocido por sus predicciones sobre el fin del mundo, ha sido acusado de sensacionalismo y de mezclar teorías conspirativas con su mensaje religioso. A pesar de las controversias, sus seguidores lo ven como una voz valiente que no teme abordar temas difíciles y polémicos.

Con un patrimonio de 31 millones de dólares y una influencia digital que supera el millón de seguidores en YouTube, Alducín continúa siendo una figura polarizadora en el ámbito religioso. Su confesión no solo sacude el mundo de la fe cristiana, sino que también invita a la reflexión sobre la autenticidad y la moralidad entre aquellos que guían a otros en el camino espiritual. ¿Puede alguien con un pasado tan tumultuoso ofrecer consejos sobre el matrimonio? La pregunta queda en el aire mientras su historia sigue desarrollándose en el escenario público.