Rusia ha desatado un ataque devastador sobre Kiev, disparando más de 400 drones y una docena de misiles balísticos, dejando al menos dos muertos y 16 heridos. Este asalto masivo es el más grande hasta la fecha en el conflicto, marcando una escalada alarmante en la guerra que ya dura más de tres años. El presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, ha calificado este ataque como una clara manifestación de terrorismo por parte de Moscú, con impactos devastadores en ocho de las diez regiones de la capital.
En medio de esta crisis, el expresidente estadounidense Donald Trump ha emitido fuertes declaraciones, acusando a Vladimir Putin de propagar mentiras y sugiriendo que Rusia está perdiendo la guerra. Trump ha mostrado su disposición a respaldar un proyecto de ley que impondría sanciones severas contra Rusia, pero solo si mantiene el control sobre la política exterior de EE. UU. Este cambio de postura se produce mientras el envío de armas a Ucrania se reanuda, intensificando la presión sobre el Kremlin.
Las imágenes de la devastación en Kiev han sido impactantes, mostrando daños en edificios residenciales y administrativos, lo que subraya la urgencia de la situación. Mientras tanto, la comunidad internacional observa con creciente preocupación, y hoy se lleva a cabo una cumbre en Roma con la participación de líderes europeos para discutir la defensa y la reconstrucción de Ucrania.
La situación es crítica y se intensifica con cada hora que pasa. Las autoridades ucranianas y los aliados internacionales están en alerta máxima, mientras el mundo se pregunta hasta dónde está dispuesto a llegar Putin en su búsqueda de la victoria. La comunidad global debe actuar rápidamente para abordar esta escalada y evitar que la situación se convierta en una catástrofe aún mayor.