El legado de Miguel Aceves Mejía, conocido como “El Rey del Falsete”, ha dejado una huella imborrable en la música y el cine mexicano. Nacido el 13 de diciembre de 1915 en Chihuahua, su carrera despegó tras ganar un concurso de canto en la Ford Motor Company, lo que lo llevó a grabar su primer disco en Monterrey. Con una voz poderosa y un falsete inigualable, Miguel se convirtió en un ícono de la música ranchera, grabando más de 1,600 canciones a lo largo de su vida y participando en más de 50 películas durante la Época de Oro del cine mexicano.
Sin embargo, su vida estuvo marcada por el desamor y el olvido de una industria que lo había aclamado. A los 86 años, Miguel se retiró decepcionado por las condiciones de pago en los eventos y la falta de reconocimiento por parte de nuevos artistas. A pesar de sus problemas de salud, continuó visitando estudios de grabación, esperando recuperar su lugar en el escenario.
Su deterioro se volvió evidente en octubre de 2006, cuando fue hospitalizado por desnutrición severa. Aunque su estado mejoró momentáneamente, contrajo una infección pulmonar y falleció el 6 de noviembre, solo días antes de cumplir 91 años. Su funeral en el Palacio de Bellas Artes fue testigo de una gran afluencia de admiradores, aunque la escasa representación de artistas reflejó el abandono de la industria hacia uno de sus más grandes exponentes.
Diez años después de su muerte, el 13 de noviembre de 2016, se llevó a cabo un emotivo homenaje en el Panteón Jardín, donde familiares y fanáticos celebraron su legado. En 2024, se conmemorará el centenario de su nacimiento con eventos que buscan mantener viva su música y cultura. A pesar de los altibajos de su vida, la voz de Miguel Aceves Mejía sigue resonando en los corazones de sus seguidores, recordando la grandeza de un artista que, aunque se sintió olvidado, permanecerá eternamente en la memoria colectiva de México.