A sus 63 años, el pastor Carlos Cash Luna, figura emblemática y controvertida de la religión en América Latina, ha decidido romper su silencio, dejando al mundo atónito con sus revelaciones. Conocido como el fundador de la influyente Iglesia Casa de Dios, Luna ha sido objeto de escrutinio por diversas acusaciones, desde vínculos con el narcotráfico hasta su estilo de vida opulento y lazos con figuras políticas como el presidente de Nicaragua, Daniel Ortega.
Cash Luna, cuyo apodo no tiene relación con el dinero, sino que proviene de un error infantil en su nombre, ha construido un imperio de fe y riqueza a lo largo de décadas. Nacido en Guatemala, su vida estuvo marcada por la adversidad y una profunda devoción a Dios desde su infancia. A pesar de numerosas controversias en su trayectoria, como acusaciones de recibir financiamiento ilícito, Luna ha mantenido su enfoque en difundir el evangelio y ayudar a los necesitados.
Su ministerio, que comenzó con humildes sermones en una sala familiar, ha crecido hasta convertirse en la Casa de Dios, inaugurada en 2013 y considerada una de las iglesias más grandes del mundo. Sin embargo, su camino no ha estado exento de críticas, enfrentando cuestionamientos sobre el uso de recursos y el impacto de su riqueza en un país con altos niveles de pobreza.
A pesar de las adversidades, Luna se ha mantenido firme, eligiendo orar por sus críticos y seguir con su misión de fe y servicio. Su enfoque en ayudar a los demás, incluso durante la pandemia de COVID-19, ha reforzado su compromiso con la comunidad. Con una fuerte presencia digital y un seguimiento internacional, Cash Luna continúa siendo una figura polarizadora que genera tanto fervor como controversia en el ámbito religioso. Mientras el debate sobre su legado persiste, muchos se preguntan si su trabajo ha sido una fuerza transformadora para el bien o si las críticas tienen fundamento.