**El coche que salvó a Ford de la quiebra**
En un giro inesperado de la historia automovilística, el Ford Taurus emerge como el salvador de Ford, una compañía en la cuerda floja en los años 80. Con el aumento drástico de los precios del petróleo que convirtió a las gasolineras en un campo de batalla económico, el gigante automotriz estadounidense enfrentaba la inminente quiebra. Sin embargo, la llegada del Taurus en 1985 transformó el panorama.
Bajo la dirección visionaria de Jack Telnac, quien asumió el liderazgo del equipo de diseño en 1980, Ford tomó decisiones audaces que cambiaron su rumbo. La implementación de un túnel de viento en el proceso de diseño permitió a la marca crear vehículos más aerodinámicos y eficientes. En un entorno donde los coches tenían formas cuadradas y poco atractivas, el Taurus irrumpió con un diseño futurista que dejó a todos boquiabiertos.
El impacto fue inmediato y contundente: el Taurus no solo sorprendió al público, sino que desató una ola de ventas sin precedentes, alcanzando un millón de unidades en solo tres años. Ford, que lidiaba con una deuda superior a 1000 millones, comenzó su resurgimiento. El Taurus no solo se convirtió en un ícono cultural, haciendo una aparición notable en la película “Robocop”, sino que en 1992 se alzó como el coche más vendido del país.
Hoy, mientras admiramos los coches curvos que dominan nuestras carreteras, es crucial recordar al Taurus, el revolucionario que no solo salvó a Ford de la quiebra, sino que también redefinió el diseño automotriz en Estados Unidos. Este vehículo, que desafió las convenciones y se convirtió en símbolo de innovación, es un testimonio del poder de la reinvención en tiempos de crisis.